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domingo, 22 de agosto de 2010

LA RANA OPTIMISTA

Dos ranas, una optimista y otra pesimista, cayeron al mismo tiempo en dos
vasijas que contenían leche. La rana pesimista dice: “No puedo salir de este
cacharro, porque las paredes son muy lisas. No puedo respirar en la leche, voy
a asfixiarme, estoy perdida.” Y, en efecto, se asfixia y muere.
La rana optimista no sabe tampoco qué hacer; pero como es optimista trata de
hacer algo y se agita en todos sentidos. Como se está moviendo continuamente,
bate la leche con tanto vigor que ésta se transforma en mantequilla. La rana
entonces se sienta sobre la mantequilla y puede respirar libremente.
Esto prueba que quien posee un carácter optimista hace siempre algo, aun
cuando no sepa qué hacer para salir en una situación difícil; pero sigue luchando
y confiando en Dios y él es poderoso para hacernos “más que vencedores.”

Eclesiastés 9:10, Romanos 12:11; 13:11, Efesios 5:14.

domingo, 25 de octubre de 2009

Aprende a ser tu mismo


Cuando te engendraron tus padres, solo pensaron en tener una hija o un hijo, pero en tí tal como eres, individuo irrepetible , en ti sólo penso Dios. Él te llamo por tu nombre, y tu acudiste apresuaradamente de la nada a la existencia.

No eres así por casualidad. Cada parte de tu cuerpo y de tu espíritu está pensada por Dios, con infinito amor, desde la eternidad.

No eres una obra hecha en serie, sino una obra de artesanía.

Tienes que aceptarte tal y como te han hecho, y actualizar todo lo que esta en potencia dentro de ti.

No debes intentar ser otro, sino que debes ser tu mismo.

martes, 9 de junio de 2009

El arcangel


Cuenta una historia, que en cierta ocasión llego un caracol al cielo. El animalito habia venido arrastrandose kilometros y kilometros desde la tierra, dejando un surco de baba por los caminos perdiendo tambien trozos del alma por el esfuerzo. Y al llegar al mismo borde del pórtico del cielo. San pedro lo miro con compasión. Le acaricio con la punta de su baston y le pregunto: "¿Que vienes a buscar tu al cielo, pequeño caracol?".
El animalito, levantando la cabeza con un orgullo que jamas se hubiera imaginado en él, respondio: "Vengo en busca de la inmortalidad". Ahora San Pedro se echo a reir francamente, aunque con ternura. Y pregunto:
"¿La inmortalidad? ¿Y que haras tú con la inmortalidad?".
No te rias -dijo ahora el caracol- ¿Acaso no soy yo tambien una criatura de Dios, como los arcángeles? ¡Si eso soy, el arcangel caracol!".
Ahora la risa de San pedro se volvio un poco mas malintecionada e irónica: "¿Un arcangel tu? Los arcángeles llevan alas de oro, escudo de plata, espada flamigera, sandalias rojas, ¿Donde estan tus alas, tu escudo de plata, tu espada y tus sandalias?".
El caracol volvio a levantar con orgullo su cabeza y respondio: "Estan dentro de mi caparazón. Duermen. Esperan."
"Y ¿Qué esperan, si puede saberse?" , arguyo San pedro. "Esperan el gran momento", respondio el molusco. El portero del cielo, pensando que el caracol se habia vuelto loco de repente, insistio: "¿Que gran momento".
"¡Este!", respondio el caracol, y al decirlo dio un gran salto y cruzo el dintel de la puerta del paraiso, del cual ya nunca pudieron echarle.

sábado, 31 de enero de 2009

¿POR QUE TE QUEJAS?

Si llevas las velas recogidas,
¿Por qué te quejas de no tener un buen viento que te impulse?
Si llevas enrollada tu bandera
¿Por qué te quejas que los demás no se contagien con tu verdad?
Si te sientas en la primera piedra.
¿Por qué te quejas de quedar siempre a medio camino?
Si a la hora de la tempestad desistes de llevar el timón,
¿Por qué te quejas de tantos tumbos y de tanto andar a la deriva?
Si a la hora del dolor emponzoñas y ahondas la herida,
¿Por qué te quejas de no poder cicatrizarla?
Si lo que transmites es inquietudes y desazón,
¿Por qué te quejas de quedarte cada día más solo?
Si a la hora de cooperar te encierras en tu concha,
¿Por qué te quejas que el oleaje te pase por alto y barra contigo?
Si a la hora de conocer y servir a Dios te apartas de El.
¿Por qué te quejas de que te suelten la mano?
Si al hora de hacer un recuento estas inconforme.
¿Por qué te quejas si no has sabido vivir?
No abres surcos, y anhelas la siembra,
No abres los ojos ala vida, y quieres la luz.
¿Por qué pides, si no sabes dar?
¿Por qué reclamas, si nada te sirve?
¿Por qué, si cierras los ojos ante el dolor que pasa a tu lado y cierras la voluntad ante los compromisos de tu tiempo, le tienes tanto miedo a tu propio vacio?
¿Por qué, si obras con egoísmo, vives con aturdimiento y rezas con indiferencia, le tienes tanto miedo a tu propio abismo?
¿Por qué si rechazas la luz de Dios y vives apagando las estrellas, le tienes tanto miedo a tu propia oscuridad?
¿Por qué?