martes, 9 de junio de 2009

El arcangel


Cuenta una historia, que en cierta ocasión llego un caracol al cielo. El animalito habia venido arrastrandose kilometros y kilometros desde la tierra, dejando un surco de baba por los caminos perdiendo tambien trozos del alma por el esfuerzo. Y al llegar al mismo borde del pórtico del cielo. San pedro lo miro con compasión. Le acaricio con la punta de su baston y le pregunto: "¿Que vienes a buscar tu al cielo, pequeño caracol?".
El animalito, levantando la cabeza con un orgullo que jamas se hubiera imaginado en él, respondio: "Vengo en busca de la inmortalidad". Ahora San Pedro se echo a reir francamente, aunque con ternura. Y pregunto:
"¿La inmortalidad? ¿Y que haras tú con la inmortalidad?".
No te rias -dijo ahora el caracol- ¿Acaso no soy yo tambien una criatura de Dios, como los arcángeles? ¡Si eso soy, el arcangel caracol!".
Ahora la risa de San pedro se volvio un poco mas malintecionada e irónica: "¿Un arcangel tu? Los arcángeles llevan alas de oro, escudo de plata, espada flamigera, sandalias rojas, ¿Donde estan tus alas, tu escudo de plata, tu espada y tus sandalias?".
El caracol volvio a levantar con orgullo su cabeza y respondio: "Estan dentro de mi caparazón. Duermen. Esperan."
"Y ¿Qué esperan, si puede saberse?" , arguyo San pedro. "Esperan el gran momento", respondio el molusco. El portero del cielo, pensando que el caracol se habia vuelto loco de repente, insistio: "¿Que gran momento".
"¡Este!", respondio el caracol, y al decirlo dio un gran salto y cruzo el dintel de la puerta del paraiso, del cual ya nunca pudieron echarle.

1 comentario:

Acuarius dijo...

Muy sabio el caracolillo, y listo :)