lunes, 23 de agosto de 2010

LA CAIDA DE LA SOBERBIA

Con frecuencia hemos visto a un niño que anda contoneándose para lucir, ante quienes lo ven, su ropa nueva; y al tropezar y caer llora lo más fuerte que puede al ver su vestido sucio por la tierra o por el lodo del piso. De parecida manera, Dios ha puesto en ti muchas gracias, muchas cualidades o virtudes y te ha concedido muchos dones. Puede ser que al pensar en estas cosas te jactes por ellas y desdeñes a quienes no las tienen, como lo hicieron Roboam y Nabucodonosor al pensar en su respectiva grandeza, y como ellos cayeron así también tú caigas. Y puede ser que cuando estés caído, en lugar de hacer alarde de lo que tenías y en lugar de jactarte por ello, te pongas a llorar como aquel niño imprudente: porque tu traje de muchos colores se ha ensuciado y se ha manchado en la caída.

Salmo 49:6; Proverbios 2:14; Isaías 24:8; Lucas 12:19; 1 Corintios 5:6; 1Timoteo 6:17-19

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