sábado, 20 de septiembre de 2008

No culpes a nadie

Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida.
Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error.
Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfrentala con valor y acéptala. De una manera u otra es el resultado de tus actos.
No te amargues por tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, aceptate ahora o seguiras justificándote como un niño. Cualquier momento es bueno para comenzar y ninguno es tan terrible como para claudicar.
No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, asi como la causa de tu futuro sera tu presente.
Aprende de los audaces, de los fuertes de quien no acepta situaciones. Piensa menos en tus problemas y más en tu labor y estos desaparecerán.
Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mirate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias. Porque tú mismo eres tu destino.
Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate, lucha camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.

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